La Asociación Pro Huérfanos de la Guardia Civil se despidió el pasado 30 de junio del Sr. Comandante Jefe del Área Económica, D. Pedro Beltrán Alcántara. Con ese pequeño acto, se puso punto y final a 4 años de trabajo en la APHGC y más de 45 en la Guardia Civil. Desde la Asociación Pro Huérfanos agradecemos su gran labor en esta institución y le deseamos mucha suerte en esta nueva etapa.

Él ha querido despedirse con la carta que se publica a continuación:

Ha llegado el día, después de 45 años y 5 meses de servicio, terminó mi vida profesional. En todos estos años ha habido muchos errores y algún que otro acierto, pero nadie podrá decir que no he puesto todo el ahínco por hacerlo lo mejor posible. Me voy con la satisfacción del deber cumplido.

Siempre tuve el espejo de mi padre, un guardia primero que le tocó vivir una etapa muy dura en la Guardia Civil con muchos años de servicio, primero haciendo postas por la costa gaditana y posteriormente, hasta su jubilación, haciendo interminables correrías a pie de ocho horas o más por tierras cordobesas. A pesar de la dureza del servicio jamás le oí quejarse. Por el contrario siempre tenía frases de afecto y agradecimiento hacia la guardia civil. Con frecuencia repetía que mejor le iría a la sociedad si se enseñara en las escuelas valores como el honor, la lealtad, el sacrificio y la justicia que presiden nuestra Institución.

Por cierto, en uno de esos cuarteles diseminados por la costa de Cádiz, como es el que había en la playa de Punta Paloma a 8 kilómetros de Tarifa (Cádiz) es donde tuve la fortuna de nacer. Un lugar paradisíaco que recomiendo visitar a todo el que no lo conozca.

Ser agradecido es fundamental, hay que echar la vista atrás y agradecer todo lo bueno que te ha dado la vida. Enfocar la mente en lo que tienes y no en lo que te falta.

Creo que el azar marca los hechos importantes de tu vida, que ésta es como un libro donde cada día es una página donde tienes la oportunidad de escribir tu propio destino, con renglones derechos o torcidos, eso depende de ti, y eso marcará el resto de los capítulos siguientes de tu libro, hasta que, inevitablemente algún día, el libro llega a la última página y ahí todo se acaba.

Me considero un gran afortunado por trabajar en destinos que siempre he podido elegir, principalmente por los 28 años de mi vida profesional dedicados a lo que me gustaba, en lo que siempre soñé desde antes de ingresar en el Cuerpo: la investigación. Haber trabajado en todo el territorio nacional y varios países entre los que destacan Francia, Italia, Guatemala, Honduras y Perú dan para escribir un libro, pero lo que importa no son los hechos concretos, sino el fin. En definitiva, cada uno de nosotros sólo somos una minúscula pieza de una gran maquinaria perfectamente coordinada y creada en beneficio de la sociedad, como es la Guardia Civil.

Ello no hubiera sido posible sin el apoyo de una familia que tampoco se quejó de la dureza que suponía tener a un esposo y padre fuera del hogar una media de 15 días al mes durante todos esos años, sin saber a ciencia cierta ni a donde viajaba ni a que me dedicaba. Mi gratitud hacia mi esposa e hijos siempre será poca, ellos han sido y son realmente el fundamento y soporte de mi existencia, incluido del desarrollo de mi trayectoria profesional.

Ese azar al que antes aludía hizo que, cuando pasé a la situación de Reserva y ya tenía planes para ordenar mi vida fuera del Cuerpo, recibiera la llamada de un amigo y compañero destinado en la Asociación comentando que se iba a producir una vacante de mi empleo, lo que supuso que finalmente recalara en ésta. Era una unidad totalmente desconocida para mí, de la que solo conocía el nombre y poco más. Después de cuatro años en ella, puedo decir con orgullo que ha sido una verdadera satisfacción haber terminado mi carrera profesional en la misma.

Estoy convencido que la Asociación, al desarrollar labores dignas de estimación, desde las iniciales de acoger y dar educación a los huérfanos del Cuerpo, hasta las actuales de conceder multitud de ayudas y servicios a los socios y familiares, y que se han ido implementando con el paso del tiempo, ha contribuido de forma notable a mantener el honroso calificativo de “Benemérito” que tiene la Guardia Civil, tras recibir de la Reina Isabel II la Gran Cruz de la Orden Civil de Beneficencia en octubre de 1929.

Y si hay actividades que produzcan más satisfacción personal en quienes la realizan son aquellas que se hacen en beneficio de los demás, como es el caso de los que tenemos la fortuna de aportar nuestro granito de arena a esta benemérita labor que realiza la Asociación Pro Huérfanos de la Guardia Civil.

Por eso, llegado este momento, quiero ser agradecido.

Primero a todos los compañeros de las Unidades, por donde he pasado estando en activo, por las experiencias compartidas, con un especial y emotivo afecto a los que dejaron su vida por la Patria, por una sociedad más justa y mejor. A todos los sigo teniendo en mi recuerdo y en mi corazón y mi deuda de gratitud estará presente mientras siga en este mundo.

Segundo a todos mis compañeros y amigos, tanto guardias civiles como personal civil de esta Asociación, por todo lo que he aprendido a vuestro lado, por el apoyo y cariño que he recibido de todos vosotros y por todos los buenos momentos que hemos pasado juntos en estos cuatro años.

Tercero a mis Jefes por la confianza que depositaron en mi al elegirme para el puesto de segundo jefe del Área Económica, y posteriormente para ejercer este cargo de responsabilidad superior. Espero haber estado a la altura y creo que no hay un mejor colofón para terminar una carrera profesional.

Finalmente, a todos y cada uno de vosotros, reiteraros mi más sentido agradecimiento por estos últimos años.