La preocupación por la asistencia a los huérfanos de la Guardia Civil aparece de forma temprana, desde el nacimiento de la institución en 1844, debido al elevado número de fallecimientos que se producían, tanto como consecuencia del servicio como por enfermedad.
De este modo, transcurridos solo nueve años desde la creación del Cuerpo, el propio fundador, el Duque de Ahumada, promovió la Real Orden de 1 de abril de 1853, en la que se autorizaba la creación de la “Compañía de Guardias Jóvenes” para acoger y formar a los varones mayores de 12 años, huérfanos e hijos del Cuerpo (origen del actual Colegio de Guardias Jóvenes). Su fin es “premiar en los hijos las virtudes de sus padres”. Tan solo dos años después, en 1855, siendo Director General el sucesor de Ahumada, el Teniente General Infante Chaves, ya existe constancia documental de la actividad de la Inspección General para atender a las huérfanas, gestionando su ingreso en un establecimiento adecuado. Este tipo de asistencia a las huérfanas se mantuvo hasta 1863, año en el que se acuerda un cupo de plazas, para 24 niñas, en el Colegio Nuestra Señora del Carmen, de Madrid.
Mediante Real Orden de 2 de enero de 1879, se crea la Asociación general de la Guardia Civil para atención a los huérfanos e hijos del Cuerpo. Establece las bases para su acogida y asistencia en los colegios (denominados por entonces asilos). Como órganos rectores, se instituye una Junta y una Asamblea (con representantes de las Unidades –Tercios-), lo cual resultó muy innovador para la época. Este esquema directivo, actualizado con los años, sigue hoy vigente. Dicho año, se dividió la Compañía de Guardias Jóvenes en dos Secciones diferenciadas, aunque ubicadas en el mismo edificio: una para huérfanos (los que no desearan seguir la carrera militar) y, la otra, de Guardias Jóvenes (con huérfanos e hijos del Cuerpo, indistintamente).
También, ese mismo año, el Marqués de Vallejo donó la finca “El Juncarejo”, en Valdemoro, para la creación de un colegio para las huérfanas, y sufragó, a su vez, la construcción del establecimiento, cuyas obras finalizaron en 1883. El Colegio, posteriormente denominado Marqués de Vallejo, entró en funcionamiento en 1885, siendo atendido por la congregación de las Hijas de la Caridad (hasta 2005). De modo que son tres los denominados Colegios de la Asociación, si bien dos de ellos compartían instalaciones (Huérfanos y Guardias Jóvenes), aunque en estancias separadas.
Con la creación de la Asociación, la actividad de asistencia a los huérfanos se financió con las cuotas abonadas por los guardias civiles, con una participación en las multas de contrabando, forestales y gubernativas, por denuncias formuladas por las unidades del Cuerpo, y las donaciones altruistas. En los años siguientes, las sucesivas reglamentaciones de los Colegios van modificando, también, la forma de funcionar de la Asociación.
En 1895, la Asociación adquiere la finca El Alba, en el municipio de Chamartín. En 1914, tras dos años de obras de ampliación de un antiguo palacete, ubicado dicha finca, la Sección de Huérfanos de Valdemoro se reubicó en el nuevo centro, que se inauguró con el nombre de Colegio Infanta María Teresa. Con lo que cada Colegio quedó alojado en su específica instalación. Dicho Centro amplió su alumnado a hijos del Cuerpo. Fue innovador en el tipo de enseñanza que impartía, no sólo reglada sino, también, de preparación para formación superior, oposiciones a organismos del Estado (como Correos o Telégrafos) y acceso a academias militares. También, en dicho año, se instaló en la finca la Imprenta-Escuela de Huérfanos de la Asociación.
En la reforma realizada en 1941 (Orden Ministerial de 8 de julio), la organización adopta la denominación actual, Asociación Pro Huérfanos de la Guardia Civil, manteniendo el objeto primordial de “acoger y dar educación a los huérfanos del Cuerpo, con los recursos disponibles, en los valores propios”.
El año anterior, 1940, por Ley de 15 de marzo, se había producido la integración del Cuerpo de Carabineros en la Guardia Civil. Y conllevó, también, el inicio del proceso de fusión de la antigua Asociación de Huérfanos de Carabineros y la Asociación de Pro Huérfanos de la Guardia Civil, que finalizó en diciembre de 1941. El alumnado de los Colegios de Carabineros, ubicados en El Escorial se integró en los centros de la Guardia Civil. En el edificio de El Escorial se instaló una Academia Regional de Guardias. Posteriormente, tuvo otros usos, siendo finalmente demolido a finales de la década de 1990.
Desde 1941, fueron incorporándose más servicios con sus respectivas instalaciones a la finca El Alba: un Colegio de Formación profesional, en 1944, que fue pionero en España en este nuevo ámbito de la educación, tutelado directamente por el Ministerio de Educación y una Residencia de Estudiantes, en 1955 (para los internos y para preparación de oposiciones).
En los años de la postguerra, ante la gran cantidad de huérfanos que había y dado que no era suficiente para albergarlos en los dos Colegios propios de la Asociación, fue preciso establecer conciertos con varios centros, en diversas partes de España (Madrid, Valladolid, Ocaña, Deusto, Badajoz, Asturias, Segovia, Zamora), para acoger a todos los huérfanos y huérfanas. A medida que iba disminuyendo el número de huérfanos se fueron reduciendo estos conciertos, de modo que la situación se normalizó a finales de la década de 1960.
En 1960, se produce la última reorganización (OM de 16 de marzo) en la que se dota a la Asociación de una estructura directiva y administrativa propia y de capacidad jurídica para la gestión de sus recursos (hasta entonces lo relativo a huérfanos y a los Colegios se gestionaba, como un asunto más en el correspondiente Negociado de la Dirección General del Cuerpo).
El “Colegio Infanta” fue un referente de los centros educativos de Madrid. Funcionó hasta el año 2014, en que finalizó su actividad por escasez de alumnado, integrándose en el Colegio Marqués de Vallejo, de Valdemoro. Éste, desde los años de 1990 había ampliado el alumnado a hijos del Cuerpo. El Centro viene funcionando, ininterrumpidamente, desde 1885. No obstante, la Residencia Escolar (internado), para niños y niñas, que son, además, alumnos de dicho Colegio, mantiene su sede en la finca El Alba.
Aun cuando la finalidad primordial de la Asociación es la atención a los huérfanos, esta ha ido acompañada de determinado tipo de asistencia social a los propios socios ya desde 1853 y, especialmente, a partir de 1879. Así, los hijos de los socios fueron incluidos entre el alumnado de los Colegios. Y, de manera silenciosa se atendía a viudas sin recursos y huérfanas mayores de edad con necesidad, a las cuales se contrataban como personal laboral de dichos centros. Eran las denominadas “Señoras”, que trabajaban en los diversos ámbitos de apoyo (cocina, lavandería, costurero, comedor, limpieza) e, incluso, cuidaban de los niños en el patio. Además, ya en el plano institucional, las viudas, huérfanas e hijas de Cuerpo, mayores de 25 años, tenían preferencia para acceder a las vacantes de Matronas (institución heredara del Cuerpo de Carabineros en 1940). Y, también, se prestó este tipo de asistencia a huérfanos mayores de edad con dificultades para sobrevivir, que eran contratados laboralmente en los Colegios como auxiliares de mantenimiento (electricidad, jardinería, almacén, carpintería, paquetería). Eran los denominados “Mozos”. Y aun hoy en día se atiende, de manera selectiva, estas necesidades.
La asistencia a los socios y sus familias se ha ido desarrollando a lo largo de los años. Así: se dispone de la Residencia Universitaria “Duque de Ahumada”, para huérfanos, huérfanas e hijos del Cuerpo, fruto de la fusión de las anteriores Residencia Universitaria masculina (1959), y la Femenina (1976); una Residencia para Mayores (desde 2008); dos hospederías para socios y familias (Residencias “Colegio Infanta María Teresa” y “Mariscal”); se facilita la preparación, en Valdemoro, de hijos del Cuerpo para la oposición de acceso a la Escala de Cabos y Guardias del Cuerpo; vivienda social para socios y viudas (en Madrid); acceso de hijos de socios, junto con los huérfanos, al Colegio Marqués de Vallejo y la Residencia Escolar; se ampara a hijos de socios cuando estos hayan perdido la patria potestad sobre aquellos por delitos de violencia de género; y, de manera extraordinaria, se prestan otras ayudas (penalidades, enfermedades raras, etc), valoradas caso a caso.
En la actualidad, la Asociación Pro Huérfanos continúa siendo fiel a su fin primordial de atender a los huérfanos de los guardias civiles, modulando esta atención de acuerdo con la realidad social de cada momento histórico. De este modo, hoy en día la mayor parte de los huérfanos conviven con sus familias y reciben el apoyo de la Asociación para su sustento, estudios, seguimiento psicológico e inserción laboral. Y continúa asistiendo, también, a socios y familias.